
Marian Blanco, una joven comprometida que quiere aportar a la salud de su pueblo desde la odontología

Si uno no sale de su zona de confort, no se conecta con las vivencias reales. La odontología requiere empatía»
A sus 19 años, Marian Blanco Cruz, no solo brilla por su inteligencia y disciplina, sino también por su firme propósito de devolverle a su comunidad lo que ha recibido. Nacida en Tecolostote, un pequeño poblado del Municipio de San Lorenzo, departamento de Boaco, la joven ha recorrido un camino de esfuerzo y excelencia que la convertido en un ejemplo para su familia, su universidad y su pueblo.
Desde niña mostró una vocación por el estudio, cursó su primaria y secundaria en el Colegio Inmaculada Concepción de María, ubicado en su comunidad, centro donde fue galardonada como estudiante destacada. Se bachilleró con apenas 15 años en 2021, y al año siguiente ingresó a la carrera de Odontología en el Centro Universitario Regional de Chontales, formando parte de la primera generación de estudiantes en esta profesión, al desarrollarse el primer año de la carrera en este recinto.
«Soy pionera en la carrera de Odontología. Fue el primer año que se inauguró y eso me llena de orgullo», comenta con entusiasmo. Su vida universitaria es de importantes retos, vive en Juigalpa, lejos de su familia, y debe equilibrar sus estudios con múltiples responsabilidades. Además de ser estudiante destacada, Marian es bailarina en el grupo Lowiwiska del CUR-Chontales, participa en actividades culturales y representa a su centro como Princesa UNEN 2025.
Organiza su tiempo con disciplina, haciendo listas y agendas que le permiten cumplir con sus compromisos académicos, familiares y extracurriculares. «A veces hay que dejar una cosa para hacer otra, pero todo tiene su momento», destaca. Su vocación como odontóloga va más allá de los libros y las clínicas.
Marian cree que la verdadera formación profesional se da en el campo, en contacto directo con las personas. «Si uno no sale de su zona de confort, no se conecta con las vivencias reales. La odontología requiere empatía», afirma.
La familia es su motor. Su hermano menor, de 16 años, aspira a ser Ingeniero Mecánico, y Marian quiere ser su ejemplo. «Siempre hemos sido muy unidos. Para mí es un orgullo ser un ejemplo que él pueda seguir». Sus padres, la profesora Maylin Cruz Mendoza y el ingeniero Arístides Blanco Cucalón, han sido pilares fundamentales en su vida y en su desarrollo. «Mis papás siempre han estado presentes. Se enfocan en mis necesidades como estudiante y como hija».
Su meta después de graduarse es especializarse en Odontopediatría o en Ortodoncia, y estudiar una segunda carrera, Anestesiología. Pero su sueño más profundo es inaugurar una clínica odontológica en su pueblo. «Tecolostote está en desarrollo. Es necesario que haya una clínica que brinde servicios a la población. Quiero que sea un espacio donde otros colegas también puedan colaborar y compartir conocimientos», expresa con convicción.
Marian Blanco Cruz es más que una estudiante ejemplar. Es una joven que sonríe con propósito, que lucha con disciplina y que sueña con transformar su entorno desde la salud, la educación y el compromiso social.