
Vivero Campo Verde: Propuesta educativa y productiva creada desde UNICAM para aportar a la autosostenibilidad

En el marco de la formación universitaria con enfoque territorial impulsada por nuestro Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional (GRUN) a través del Programa Universidad en el Campo (UNICAM), el desarrollo de proyectos agropecuarios productivos adquiere un valor estratégico dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje de la carrera de Ingeniería Agronómica. Esta modalidad educativa, implementada por la UNAN-Managua/CUR-Carazo, busca formar profesionales con capacidades técnicas, ciudadanos comprometidos con el desarrollo local y la transformación del entorno rural nicaragüense de manera integral.
Una de las experiencias que manifiesta este pensar educativo es el proyecto «Vivero Campo Verde», desarrollado en la comunidad de Campos Azules del municipio de Masatepe. Este constituye una propuesta integral de producción y comercialización de plantas cítricas injertadas y material vegetativo, concebido y ejecutado como una iniciativa formativa de estudiantes de Ingeniería Agronómica en el contexto de su práctica académica. El vivero tiene como finalidad incrementar la disponibilidad de plantas frutales de calidad en la región, mediante la aplicación de técnicas agroecológicas, manejo sostenible del suelo y el agua, y un enfoque empresarial orientado a la autosostenibilidad.
Desde su formulación, el proyecto ha permitido la articulación de contenidos curriculares clave dentro de la carrera, tales como propagación vegetal, manejo de viveros, fertilidad de suelos, control fitosanitario, diseño de infraestructura agrícola, y formulación de proyectos. De esta manera, el proceso educativo se traslada del aula convencional al entorno productivo, convirtiendo este espacio en un aula viva en la que los conocimientos teóricos se transforman en habilidades prácticas. En este sentido, los protagonistas de IV año de UNICAM, sede Diriamba; Libia Obando, Eduviges Useda y Agustín García, desempeñaron un rol eficaz en todas las fases del proyecto: planificación, ejecución, monitoreo y evaluación, favoreciendo el aprendizaje significativo y fortaleciendo las competencias como la toma de decisiones, la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la comunicación técnica.
La implementación del vivero abarca un área de 628.8 metros cuadrados, donde se distribuyen zonas destinadas a patrones, compostaje, bodega, oficina técnica y expansión. Durante un ciclo productivo de seis meses, se proyecta la producción de 1,500 plantas cítricas injertadas, lo cual genera un ingreso económico brindando oportunidades de empleo local, ya que se contempla la contratación de tres operarios. Esta dimensión productiva es abordada desde el análisis económico por los estudiantes, quienes elaboran presupuestos, calculan rentabilidad y proponen estrategias de comercialización basadas en el conocimiento del mercado regional.
Uno de los principales aportes de este proyecto al proceso fue la incorporación de la agroecología como eje transversal, promoviendo la fertilización escalonada, sustratos orgánicos, compostaje y control fitosanitario responsable. Estas prácticas responden a los principios de sostenibilidad ambiental, fomentando una conciencia crítica en los estudiantes sobre la necesidad de producir alimentos y plantas en armonía con el entorno. Al mismo tiempo, el contacto directo con productores y consumidores permite validar el conocimiento técnico adquirido, reforzar habilidades sociales, y fortalecer la vocación de servicio comunitario.
El vínculo entre universidad y comunidad se manifiesta claramente en la asesoría técnica que los estudiantes brindan a pequeños productores que adquieren las plantas, a través de este intercambio de saberes, se genera un proceso bidireccional de aprendizaje que enriquece tanto a los futuros profesionales como a los actores del territorio. Esta dinámica promueve una formación más humana, contextualizada y transformadora, donde el conocimiento académico está al servicio del desarrollo rural.
Además de su impacto económico y ambiental, el proyecto tiene un componente educativo estratégico, ya que sirve como espacio de formación práctica para estudiantes de niveles técnicos y universitarios. «Es un modelo replicable para otras comunidades, centros educativos y organizaciones interesadas en fortalecer la producción frutícola con enfoque sostenible, integrando ciencia, técnica y compromiso social», comenta el protagonista Agustín García.
Este proyecto constituye una experiencia de cómo el proceso de enseñanza-aprendizaje puede transformarse articulándose tanto la teoría académica, la práctica productiva y la realidad territorial de la mano del programa UNICAM y la carrera de Ingeniería Agronómica permitiendo que los estudiantes aprendan a cultivar plantas, a diseñar soluciones, liderar procesos, y sembrar desarrollo.