
Punto Cero: Innovación universitaria que revoluciona la gestión de emergencias en Nicaragua
En un contexto nacional caracterizado por la recurrencia de desastres naturales y por la vulnerabilidad de numerosas comunidades ante emergencias repentinas, surge la necesidad de impulsar soluciones innovadoras que optimicen los tiempos de respuesta y fortalezcan la labor de los equipos de rescate.
Ante este escenario, un grupo de estudiantes conformados en un equipo multidisciplinario del Centro Universitario Regional de Carazo General Miguel Ángel Ortez de la UNAN-Managua desarrolló el proyecto Punto Cero, una iniciativa tecnológica concebida durante el Rally Latinoamericano de Innovación 2025 que se encuentra en concordancia con la «Estrategia Nacional de Educación Bendiciones y Victorias 2024-2026», específicamente en el eje de Investigación e Innovación.
La idea se origina tras identificar las dificultades que enfrentan los equipos de socorro para llegar a zonas afectadas donde los caminos quedan obstruidos y el tiempo se convierte en un factor decisivo. Frente a esta realidad, los estudiantes diseñaron una alternativa destinada a reducir distancias y salvar vidas: drones equipados para el suministro de insumos esenciales, el reconocimiento aéreo y el trazado de rutas seguras, permitiendo orientar y agilizar la labor de los rescatistas, así como apoyar en la evacuación de familias en riesgo.

Punto Cero representa un ejercicio de empatía, creatividad y compromiso social, su finalidad trasciende la propuesta de una solución puntual; busca generar respuestas viables ante problemáticas urgentes, demostrando que la ciencia, la innovación y la solidaridad pueden converger para atender las necesidades colectivas en los momentos más desafiantes. En este contexto, los drones se convierten en «mensajeros de esperanzas», capaces de llegar a lugares donde la presencia humana se ve limitada por la emergencia, comenta Eduardo Rojas.
El proceso de desarrollo constituyó un reto y, a la vez, una experiencia formativa en la que durante meses los estudiantes Adán Chamorro, Norlan Umaña, Rosmery García, Eduardo Rojas, Vielseth Álvarez, Eduardo Rojas y Luisa Amanda Portocarrero articularon sus ideas, estructuraron su propuesta y lograron consolidar un proyecto técnicamente viable. Este desafío fortaleció sus habilidades de liderazgo, pensamiento crítico, comunicación y trabajo colaborativo, elementos esenciales en la construcción de soluciones innovadoras.
Uno de los principales desafíos consistió en adaptar una tecnología avanzada a un contexto con recursos limitados, no obstante, la perseverancia del equipo, sumada al acompañamiento de sus mentores, permitió superar estas barreras y presentar una propuesta coherente con los ejes de desarrollo sostenible. Su capacidad para combinar creatividad con rigor técnico evidenció que la innovación puede surgir incluso en entornos adversos.

Esta experiencia contribuyó significativamente al fortalecimiento de sus competencias profesionales y personales, reforzando su compromiso con la investigación, la sostenibilidad y el desarrollo humano. Los estudiantes comprendieron que el valor del conocimiento radica en su aplicación para mejorar la vida de las personas y que cada idea surgida en el entorno universitario puede generar un impacto transformador cuando se trabaja con propósito y dedicación.
El quipo continúa proyectando su crecimiento, en el cual planean validar el prototipo, perfeccionar su funcionamiento y establecer alianzas con instituciones especializadas en atención ante diferentes emergencias. Su visión a futuro es desarrollar este sistema en una herramienta regional que fortalezca la capacidad de respuesta antes emergencias naturales en todo Nicaragua.



