
Indicadores microbiológicos, elementos esenciales para determinar la calidad del agua

El agua es un recurso esencial para la vida en la tierra, todos los seres vivos la necesitan para sobrevivir. Está presente en la mayoría de las actividades diarias: consumo humano, limpieza y preparación de alimentos, lavado de ropa, higiene del hogar, agricultura, industria, transporte e incluso en actividades recreativas. Sin agua, la vida no sería posible.
Sin embargo, el agua también puede convertirse en un elemento de transmisión de microorganismos capaces de afectar la salud de las personas, por esta razón, es fundamental evaluar su calidad mediante indicadores microbiológicos, que permitan identificar la existencia de contaminación como la fecal, que representa un riesgo sanitario. Los indicadores microbiológicos, son microorganismos cuya presencia o ausencia en el agua sirve como señal de posible contaminación por otros agentes dañinos, su función es dar una medida indirecta del riesgo para la salud.
Para ser considerados buenos indicadores, los microorganismos deben cumplir con ciertos requisitos como estar presentes en grandes cantidades en el intestino de humanos y animales, de modo que sea fácil detectarlos en el agua; tener un comportamiento similar al de patógenos como Salmonella, Shigella o Pseudomonas; ser fáciles de aislar y detectar en poco tiempo, así como permitir análisis económicos más accesibles que pruebas especializadas para detectar patógenos específicos.
Los indicadores de calidad microbiológica más utilizados son Escherichia coli, perteneciente al grupo de las bacterias coliformes y Enterococos fecales (Enterococcus faecalis, E. faecium). Ambos se encuentran de forma natural en el intestino de humanos y animales. Su presencia en el agua indica contaminación fecal y la posible existencia de otros agentes capaces de provocar enfermedades.
Escherichia coli, indica contaminación reciente, porque no sobrevive mucho tiempo en el ambiente, ni frente al cloro ni a la radiación ultravioleta. Enterococos fecales, indica contaminación persistente, ya que son más resistentes, sobreviven más días frente al cloro, radiación UV, altas temperaturas e incluso en ambientes salinos, su detección permite a las autoridades y usuarios tomar decisiones sobre el uso del agua, implementar medidas de control o evitar su consumo cuando representa un riesgo.
Escherichia coli se detecta mediante la técnica de fermentación en tubos múltiples (NMP/100 ml) o por filtración por membrana (UFC/100 ml), en tanto, Enterococos fecales: mediante filtración por membrana (UFC/100 ml). La técnica de fermentación en tubos múltiples consiste en utilizar una serie de tubos con un medio de cultivo llamado caldo lauril sulfato, diseñado para favorecer el crecimiento de bacterias coliformes presentes en el agua. Cada tubo contiene una porción de la muestra y se incuba entre 24 y 48 horas a una temperatura de 34.5–35.5 °C.
Si después de la incubación el tubo presenta turbidez y producción de gas, se considera presuntivamente positivo; Estos tubos positivos se transfieren a otro medio de cultivo (caldo EC-MUG) y se incuban nuevamente en baño maría a 44.3–44.7 °C durante 24 horas. Al finalizar este proceso: Los tubos con turbidez se someten a luz ultravioleta. Si aparece fluorescencia, se confirma la presencia de Escherichia coli. Con los resultados obtenidos (número de tubos positivos y negativos) se consulta una tabla estadística para calcular el Número Más Probable (NMP) de bacterias por cada 100 ml de agua, lo que permite estimar la densidad bacteriana de la muestra.
La técnica de filtración por membrana consiste en pasar una porción de agua a través de un filtro especial de membrana de celulosa, el cual retiene las bacterias presentes en la muestra. Una vez finalizada la filtración, la membrana se coloca sobre una placa con el medio de cultivo adecuado, dependiendo del indicador microbiológico que se desee evaluar (por ejemplo, Escherichia coli o enterococos fecales).
Tras el tiempo de incubación, se observan las colonias características que crecen en la membrana, que se someten a pruebas de confirmación utilizando medios específicos según el microorganismo que se esté analizando. Finalmente, con los resultados confirmados, se aplica la fórmula establecida en el Standard Methods for the Examination of Water and Wastewater (24ª edición) para calcular la densidad bacteriana de la muestra.
El análisis de estos indicadores permite clasificar las fuentes de agua según su uso que puede ser para el consumo humano (agua potable), recreativo (piscinas, playas), agricultura (riego de hortalizas), doméstico o industrial, así como restricción total de uso, cuando representa un riesgo grave para la salud. De esta manera, los indicadores microbiológicos no solo reflejan la calidad del agua, sino que también guían la protección de la salud pública y la gestión segura de este recurso vital.