
Gestión eficaz de prácticas profesionales, componente esencial en la formación universitaria integral

Las prácticas profesionales son un componente esencial en la educación universitaria, puesto que brindan a los estudiantes la oportunidad de aplicar y expandir sus habilidades en entornos profesionales. Desde la Extensión Universitaria “las prácticas (profesionales) facilitan las condiciones para lograr una interacción dinámica, creadora, y oportuna de la universidad con la comunidad o con cualquier otra expresión de la sociedad sea pública o privada” (López Herrera 2019, párr. 6). Se debe buscar entonces los mecanismos necesarios para que esta interacción –y articulación- sean efectivos y contribuyan con inclusión, la calidad e intencionalidad pedagógica y la acción educativa en los sistemas de práctica.
La integración efectiva de la gestión educativa con las prácticas profesionales es fundamental para maximizar el impacto de estas experiencias en la formación de los estudiantes. Una gestión adecuada permite que las prácticas sean organizadas de manera sistemática, alineadas con los objetivos académicos y adaptadas a las necesidades de los estudiantes y las demandas del entorno profesional. Esto no solo mejora la calidad educativa, sino que también fortalece la relación entre la universidad y la comunidad, contribuyendo al desarrollo social y económico.
En este contexto, la planificación, seguimiento, y evaluación de los programas académicos son cruciales para asegurar que los estudiantes desarrollen las competencias necesarias para enfrentar los desafíos del ámbito laboral.
El doctor Wilmer Guevara, jefe del Departamento Docente de Ciencias de la Educación y Humanidades del Centro Universitario Regional (CUR-Carazo) de la UNAN-Managua, expresa que, en ocasiones, “tomando en cuenta aspectos como la cercanía a su lugar de residencia o centro laboral, los estudiantes gestionaban la realización de sus prácticas, forma de proceder aparentemente operativa. Sin embargo, no abonaba positivamente, por lo que planteó el desafío de coordinar esta dinámica oportunamente para garantizar la calidad”.
Como medida ante esta situación, se definió desde el año 2021 una Estrategia de Gestión de Prácticas Profesionales, construida con el aporte de los coordinadores de carrera de este Departamento y consensuada con los estudiantes, la cual consistió en cuatro pasos: planificación, seguimiento, monitoreo y evaluación. La Estrategia no se construyó durante el primer año, sino que fue un proceso gradual; cada año, se incorporaban elementos o acciones necesarias, o se eliminaban las que no funcionaban. También se fue construyendo un conjunto de instrumentos para facilitar el proceso: cartas de compromiso, formatos de listados que incluyen datos necesarios, registro de las prácticas, medios de comunicación, especialmente correo institucional y WhatsApp. Esta Estrategia ha sido favorecida en gran medida, por lo que actualmente se continúa realizando trabajos articulados que beneficien el aprendizaje de los universitarios.
Uno de los factores que ha facilitado este proceso es la voluntad política del Gobierno, de las autoridades universitarias, el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, ya que desde el año 2007, se ha venido promoviendo como política educativa la articulación de las diferentes instituciones impulsando acciones que generan sinergia, entre estas, ferias educativas e investigaciones multidisciplinarias. Este marco de interacciones ha permitido que la gestión de las prácticas profesionales sea más ágil.
Otra ventaja ha sido que los docentes del Departamento Docente de Ciencias de la Educación y Humanidades laboran o han laborado para el Ministerio de Educación, por lo que el acercamiento a los centros educacionales se ve favorecido o bien docentes, asesores pedagógicos o directores de centros educativos han sido estudiantes de las diferentes carreras del Departamento y han tenido una muy buena recepción por parte de los estudiantes.
Este proceso de implementación de la Estrategia permitió que el Departamento alcanzara significativos resultados, como el cambió del enfoque de los proyectos estudiantiles, ahora centrados en la creación de materiales educativos e infraestructura escolar, atención psicológica directa en las comunidades y territorios, superando la elaboración de informes. Además, se mejoraron los indicadores académicos, logrando un promedio de retención, consolidando un equipo docente estable, ganando valiosas experiencias en la gestión de las prácticas profesionales, desarrollando en los jóvenes no solo habilidades técnicas y profesionales, sino que también competencias transversales, como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la adaptabilidad.
Esta estrategia no solo ha superado desafíos, sino que ha generado lecciones importantes para el CUR-Carazo de la UNAN-Managua, como el dominio de los procesos institucionales, el fortalecimiento del rol de las instituciones académicas como un actor clave en el desarrollo tanto de la universidad como de los centros de prácticas para realizar un seguimiento efectivo, oportuno y de calidad con el fin de mejorar la gestión de las prácticas profesionales en este contexto, consolidando un proceso educativo más inclusivo.