
Arqueoastronomía para comprender prácticas ancestrales y tecnológicas en Cráter de Pantasma

El Valle de Santa María de Pantasma se encuentra a 60km al sur de la frontera con Honduras; es una planicie rodeada por una cordillera circular por la que atraviesa el Río Pantasma, que se desprende del Río Coco. Tiene una forma cratérica de 14 km de diámetro, que se creía era de origen volcánico, al igual que otros cráteres de Nicaragua; sin embargo, hace más de diez años un grupo de investigadores de la Universidad Aix-Marseille, Francia, realizó estudio geomorfológico, petrográfico y geoquímico para comprobar si en realidad este cráter fue provocado por un impacto meteórico a partir de la identificación de elementos químicos que no suelen formarse naturalmente en la zona y que requieren de procesos que solo ocurren en el espacio.
Investigadores de la UNAN-Managua realizarán estudios arqueológicos y astrofísicos en el Cráter de Pantasma, con el objetivo de identificar propiedades físicas y geoquímicas de posibles meteoritos y tectitas por su relación con las prácticas culturales y tecnológicas de las comunidades prehispánicas que habitaron la región. En los últimos años esta localidad ha sido el centro de investigaciones que han demostrado el origen meteórico del cráter y ha surgido la idea de proponerlo como proyecto de Geoparque ante la UNESCO.
La propuesta de la UNAN-Managua contempla el estudio de rocas, extracción de núcleos mediante perforaciones y análisis de muestras arqueológicas en la parte interna del cráter y en sus alrededores. También incluye exploración en distintas comunidades, entrevistas, prospecciones arqueológicas, clasificación de material, documentación y registro de sitio, montaje museográfico de la colección arqueológica municipal.
Estarán a cargo del estudio los maestros: Sagrario Balladares, directora del Centro Arqueológico de Documentación e Información (CADI); Francisco Espinoza, director del Centro de Investigación de Física de Radiaciones y Metrología (CIF-RAM) y Humberto Alfonso García Montano, director del Centro de Investigación de Astrofísica y Ciencias Espaciales (CIACE). También formarán parte del equipo investigador, las académicas Yamali Hernández y Brigieth Mejía, del Departamento Docente de Física; Greicy Aldana, del Instituto de Geología y Geofísica (IGG-CIGEO) y la joven Elsa Ruth Espinoza, estudiante de Ingeniería Geológica.
La topografía, las dimensiones del cráter, la presencia de brechas de impacto o material incrustado en el interior del cráter, así como la presencia de reidita, un mineral poco común que se crea cuando el zircón es expuesto a temperaturas que superan los 400 grados Celsius y las evidencias de cambio en las propiedades magnéticas de materiales encontrados en el cráter, son algunas evidencias que los investigadores han mostrado para confirmar el origen meteórico de Pantasma, ya que son procesos que regularmente se asocian con impactos meteóricos.
Las pruebas realizadas por los científicos franceses ayudaron a estimar la edad en más de 815 mil años, originado por un meteoro que impactó probablemente en dirección suroeste-noroeste, lo que causó una vibración similar a un terremoto de magnitud 8 y una abertura de 13.8 kilómetros de diámetro, 652m de profundidad y 424 m s.n.m. Es el cráter más grande del país si se compara con cráteres de origen volcánico encontrados en otras partes de Nicaragua y uno de los cinco cráteres con más de 10 km de diámetro del continente americano, junto a Araguaína, Cúpula de Vargeão, Sierra de Cangalha y Santa Marta, en Brasil. Estas investigaciones sirvieron para que fuera reconocido internacionalmente como cráter de impacto e incorporado al catálogo Earth Impact Database, la base de datos más importantes de este tipo de estructuras, espacio que ahora comparte con el cráter Bosumtwi, de Ghana; el Cráter de Vredefort, Sudáfrica; Lonar Lake, India; Kaali, Estonia; entre otros.
Los alrededores de Pantasma también tienen elementos de interés; en los municipios de Santa María y Jalapa, departamento de Nueva Segovia se encontraron piezas ferromagnéticas y muestras de vidrio natural con propiedades magnéticas; lo que sugiere la necesidad de realizar pruebas y análisis para determinar la composición química de estos materiales y poder determinar si han sido producto del vulcanismo o de un evento meteórico. En Centroamérica se tiene registro de meteoritos Heredia (1857) y Aguas Zacras (2019), Costa Rica; Rosario (1896), Honduras y Chinautla (1901), Guatemala.
Con esta investigación interdisciplinaria se espera fortalecer el geoturismo en la zona, para contribuir a la conservación del medio ambiente mediante la minería no destructiva, promover el conocimiento de las ciencias de la Tierra y aportar al desarrollo local mediante un nuevo atractivo turístico. El trabajo se ejecutará en cuatro fases: la primera consiste en revisión bibliográfica e identificación de antecedentes de estudio, imágenes satelitales, mapas topográficos y geológicos; la segunda se centra en exploración geológica mediante calicatas de las áreas de estudio a fin de identificar afloramientos, estructuras y describir la morfología. Seguidamente se analizarán las muestras en laboratorio para determinar características físicas y magnéticas mediante Espectrometría de Fotoemisión (PES) con un rango de ExtremoUltravioleta (EUPS) y de rayos X (XPS). Finalmente, el análisis de los resultados que propiciaría la redacción de artículos científicos y otras publicaciones.
Esta información se combinará con estudios arqueológicos para describir los conocimientos y creencias que tenían los pueblos originarios de esta región, muchos de los cuales quedaron plasmados en sitios arqueológicos y que son analizados mediante la arqueoastronomía, disciplina que incorpora técnicas geológicas, astronómicas, arqueológicas y otras áreas para comprender de forma integral la cosmovisión de las culturas antiguas mediante el estudio de sitios arqueológicos. Las muestras de rocas recogidas por líderes comunitarios y la municipalidad, instrumentos y artesanías antiguas; al igual que la cerámica y los montículos presentes en el territorio ayudarán a reconstruir la historia de Pantasma, lo que aumentará el interés de personas interesadas en conocer potencial arqueológico del cráter de impacto más grande de Centroamérica.


