
Aporte de la arqueología en la construcción de nuestra independencia, soberanía y dignidad

En conmemoramos de las festividades patrias del mes de septiembre, el Centro Arqueológico de Documentación e Investigación (CADI) de la UNAN-Managua, organizó el panel Contribución de la investigación arqueológica en la verdadera Independencia, Soberanía y Dignidad Nacional, en el que se disertó sobre el aporte de la arqueología al conocimiento de la historia de Nicaragua y a la construcción de la identidad.
La primera participación estuvo a cargo de Edwin Taylor Rigby, investigador del CADI, quien presentó detalles sobre León Viejo, la primera ciudad colonial de Nicaragua, fundada en 1523 por los españoles en el poblado indígena Imabite del grupo Chorotega-Nagrandano y abandonada en 1610. Fue conocida como León de Nagrando, Nagarando, Imabite o de Nicaragua; luego de varios gobernadores españoles y de su abandono producto de la erupción del Momotombo, fue redescubierta en 1931 y ha sido estudiada desde 1967 mediante métodos arqueológicos, históricos y geofísicos para describir estilos de vida, edificios, costumbres de este sitio histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
La reconstrucción de la Batalla de San Jacinto desde la arqueología histórica, estuvo a cargo del arqueólogo Edgard Espinoza Pérez, de la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua. Espinoza describió los rifles, pistolas, tipo de pólvora y otras armas empleadas por los filibusteros y que les daban ventaja sobre los soldados nicaragüenses en esta importante batalla. Los estudios arqueológicos evidenciaron la ubicación de las tumbas de los héroes caídos en la batalla, las causas de muerte, la cantidad aproximada de balas que impactaron en las paredes de la Hacienda San Jacinto y la participación indígena.
La presentación sobre Resistencia indígena en el periodo colonial fue hecha por Hermes Ramos Araica, del CADI, quien explicó las formas en que los indígenas nicaragüenses se opusieron a la colonización española. «La resistencia se presentó de seis formas, racional, migración forzada, suicidio colectivo, reformulación cultural, resistencia armada y resistencia pasiva. Algunas comunidades lucharon hasta morir, se suicidaron, otros optaron por servir a los españoles, unos resignificaron sus tradiciones, hubo quienes priorizaron la preservación de la vida, pero practicaban sus rituales clandestinos y aseguraron la herencia cultural», indicó Ramos.
Los investigadores coinciden en que la reconstrucción de la historia mediante la arqueología ayuda a revalorar los saberes y culturas de los pueblos originarios deslegitimados, a comprender mejor los procesos de mestizaje y sincretismo histórico y cultural, a reivindicar y recuperar la historia local.