UNAN-Managua

REPORTAJES

Madres universitarias, ejemplos de lucha, perseverancia y amor

Madres universitarias, ejemplos de lucha, perseverancia y amor

En el desarrollo institucional, la UNAN-Managua reconoce el aporte sustancial que brindan las madres universitarias desde las áreas administrativas y docentes con la dedicación, entrega y compromiso que contribuyen a que los procesos de acompañamiento a los estudiantes sean efectivos y afectivos. A continuación, compartimos semblanzas de madres, ejemplos de lucha, perseverancia y amor en la Universidad del Pueblo y para el Pueblo.

Xiomara Martínez Gutiérrez: «Los hijos son un reflejo de los valores que les inculcamos»

A mis 39 años, me siento orgullosa y agradecida por ser parte de la familia UNAN-Managua, a la cual me integré hace quince años. Inicialmente, ejercí labores de seguridad resguardando las Residencias Universitarias Arlen Siu en el Recinto Universitario Rubén Darío (RURD). Luego, formé parte del área de Intendencia, dependencia que atiende labores de limpieza institucional. Desde 2022, laboro en la Dirección de Comunicación Institucional, donde recibo un trato afable y respetuoso de todo el personal, que me hace sentir parte del equipo.

Ser madre es algo que te transforma la vida; viví esta experiencia a los quince años, y aunque a esta edad resulta una situación compleja, me considero afortunada porque mis hijos son el regalo más hermoso de mi vida. Cuando mis niños tenían cinco y cuatro años, asumí la responsabilidad de criarlos sola, pero logré afrontar las adversidades con coraje y entusiasmo ante la vida, ellos fueron mi mayor motivación. Hoy en día ellos tienen la edad de 22 y 23 años, mi hija estudia Derecho y mi hijo Mercadotecnia, ambos en la UNAN-Managua.

Verlos crecer como ciudadanos hace sentirme orgullosa y saber que con trabajo honrado uno puede educar a sus hijos de manera digna. Para una mujer es un reto trabajar y mantener un hogar, pero yo lo hice y me siento bendecida por todas las oportunidades que Dios ha puesto en mi camino. Cuando uno ve a los hijos crecer se llena de nostalgia y alegría, verlos fuertes y decididos a tomar un camino recto es satisfactorio. Me siento orgullosa por formarlos con valores y que ellos estén creciendo profesionalmente y vivan oportunidades que yo no pude vivir.

Para mí, ser madre es una valiosa oportunidad de demostrar amor. Aconsejo a las jóvenes a luchar con entusiasmo y no darse por vencida ante las adversidades de la vida. La mayor motivación de una madre son sus hijos, un hijo no es impedimento para alcanzar las metas, dar amor y brindar buenos ejemplos es esencial en la educación, porque ellos son el reflejo de los valores que les inculcamos.

Zobeyda Zamora Úbeda, «ser madre es un viaje lleno de amor, sacrificio y aprendizaje constante»

Soy docente investigadora del Departamento de Español, tengo diecisiete años de ejercer la docencia en la UNAN-Managua. Tengo dos hijas y haberme convertido en madre fue una experiencia transformadora, uno deja de pensar en sí mismo y los hijos pasan a ocupar el primer lugar en todo. Desde el momento en que sostuve mis bebés por primera vez en los brazos, sentí una conexión y un amor que nunca había experimentado. Aunque el camino está lleno de desafíos cuando se enferman, cada sonrisa o pequeño logro, hace que todo valga la pena.

Gracias al apoyo de mi esposo, colegas y amigos que me han acompañado, he podido asumir mis responsabilidades académicas y familiares. Creo que es importante dedicar tiempo de calidad a los hijos para aprovechar al máximo el tiempo con ellos. Definitivamente, convertirme en madre influyó en el trato hacia mis estudiantes, desarrollé una mayor empatía y comprensión hacia ellos, viéndolos como jóvenes en desarrollo, cada uno con sus propias necesidades y desafíos. Mi experiencia como mamá me enseñó la importancia de la paciencia y el apoyo emocional al ver a mis estudiantes como personas que tienen dificultades y que buscan en sus maestros su protección y comprensión.

Ser madre es un viaje lleno de amor, sacrificio y aprendizaje constante. Es una responsabilidad inmensa, también es una fuente de alegría incomparable. Es ver el mundo a través de los ojos de los hijos, celebrar sus victorias y estar ahí para levantarlos en sus caídas. Es un rol que te transforma y te enseña a amar de una manera incondicional.

Mi mayor consejo a las madres jóvenes es no renunciar a sus sueños y metas, con el tiempo los hijos crecen y ellos se sienten orgullosos de ver a sus padres alcanzar sus objetivos y por medio de nuestro ejemplo, aprenden la importancia de la perseverancia y el esfuerzo. Debemos de recordar que somos capaces de lograr todo lo que nos proponemos, y que ser madre es una de las muchas facetas maravillosas que podemos tener en nuestra vida.

Gloria Morales González, «Ser madre es un privilegio, un regalo de la vida»

Soy originaria de Managua y estudio tercer año de la carrera de Geografía en la UNAN-Managua, tengo dos hijos de doce y seis años, quienes son mi mayor adoración y motivación. Cuando egresé de la secundaria me casé y me dediqué a mi familia, sin embargo, mi esposo me motivó a retomar mis estudios y en parte, ver a mis hijos crecer también me animó a convertirme en un ejemplo de superación para ellos.

A mis treinta y cinco años, el camino recorrido no ha sido sencillo, a pesar de contar con el apoyo de mis padres, cuando los hijos se enferman de gravedad o necesitas solventar gastos del hogar uno se preocupa por la economía de la familia. Para mí, ser madre es un acto de valentía, porque cuando uno va a dar a luz, tiene miedo, pero luego que pasan las cosas y uno logra a cargar al bebé en brazos, todo dolor se olvida y es una sensación de bienestar y paz.

Todo este proceso de crecer, ser madre, me ha ayudado a ver la vida con madurez y optimismo. He aprendido a equilibrar mi vida personal con la universidad, organizando mi rol de madre, esposa y estudiante para cumplir con todos los compromisos tanto académicos como familiares. Todos los días me levanto temprano para tener listo el desayuno de mis hijos, después los llevo a la escuela, y luego, cuando regreso a casa, me preparo para ir a la Universidad. Cuando regreso de las clases, atiendo las cosas del hogar y les ayudo con las tareas a los niños. En las noches dedico un tiempo especial para hacer mis tareas y estudiar las materias.

Gracias a Dios he tenido el apoyo de los maestros que de forma empática han sido solidarios y comprensivos cuando tengo que llevar a mis niños al hospital o cuando debo asistir a las reuniones del colegio. Mis hijos están en primer año de secundaria y el más pequeño, en primer grado. Verlos crecer es gratificante, uno como madre desea lo mejor para ellos. Yo deseo apoyar sus sueños y aconsejarlos para que hagan las cosas bien. Ser madre es un privilegio, un regalo de la vida, porque hay mujeres que no pueden tener hijos. Quiero crecer como mujer y ser un ejemplo para que ellos cuando crezcan se sientan orgullosos de mí.

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