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REPORTAJES

UNAN-Managua, a la vanguardia de la acción por el clima

UNAN-Managua, a la vanguardia de la acción por el clima

El 23 de marzo se conmemora la creación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) con el fin de recordar la importancia de los servicios meteorológicos para el bienestar y la seguridad de la sociedad. Desde 1997, se difunden en esta fecha medidas para reducir el efecto del cambio climático y se da a conocer el aporte de las predicciones climáticas a la producción alimentaria, a la comprensión y gestión de enfermedades sensibles al clima y a la reducción de la pobreza. El tema del Día Meteorológico Mundial de este año es «A la vanguardia de la acción por el clima» y en este reportaje te contaremos cómo se aprovecha la meteorología en nuestro país y la forma en que la UNAN-Managua aporta a esta disciplina.  

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en los últimos 50 años se ha producido al menos un desastre por día a causa de eventos meteorológicos, climáticos o hidrológicos. Entre 1970 y 2019 en todo el mundo se registraron 11,000 desastres atribuidos de este tipo, los que costaron 3,64 billones de dólares y más de dos millones de víctimas mortales; sin embargo, gracias al mejoramiento de los sistemas de alerta temprana y las predicciones climáticas el número de fallecidos es tres veces menor. Más del 90% de los desastres registrados por la base de datos EM-DAT entre 2000 y 2019 son climatológicos (sequías e incendios forestales), hidrológicos (inundaciones) y meteorológicos (temperaturas extremas y tormentas).

El aumento de las temperaturas viene acompañado de fenómenos más extremos, como olas de calor, crecidas, sequías, incendios forestales y ciclones tropicales. Los especialistas afirman que el exceso de energía atrapada en la atmósfera debido a unos niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero está perturbando el clima de forma drástica. El año 2023, fue el más cálido registrado en más de un siglo; superó en más de 1,5 grados Celsius la temperatura media. Ello se debió, en gran medida, a la conjunción del cambio climático provocado por las actividades humanas y al fenómeno de El Niño.

En los últimos años, se intensificó la sequía en muchas regiones de América Central incluyendo Nicaragua. Los peligros meteorológicos y climáticos aumentaron los problemas de inseguridad alimentaria, el desplazamiento de población y las afectaciones para las poblaciones vulnerables. Según el Plan Nacional de Lucha Contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano (PNLCP DH) 2022-2026, la Base de Datos de Emisiones para la Investigación Atmosférica Global en su Índice Global de Riesgo Climático 2019 afirma que Nicaragua fue responsable del 0.02% de emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2018 y es considerado el sexto país más vulnerable a las consecuencias del cambio climático.

Debido a su ubicación, Nicaragua se ve afectada por sistemas meteorológicos diversos como anticiclones, ciclones, ondas tropicales, ondas de montaña, entre otros. El acumulado de precipitación anual en nuestro país varía entre 800 mm en las zonas más secas y 5000 mm en la zona más húmeda. La temperatura media del país es de 25.4 °C. y los fenómenos meteorológicos son recurrentes cada año, se intensifican en temporada de huracanes. Un suceso impactante aconteció en 2020, cuando Nicaragua enfrentó en menos de diez días los huracanes Eta e Iota, los que causaron destrucción en la Costa Caribe y afectaron todo el país; su paso dejó 21 personas fallecidas y daños que superaron los 990 millones de dólares, sin contar afectaciones en la producción y el medio ambiente.

Los escenarios futuros presentados en el quinto Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ajustados a las condiciones del país, indican que de los 153 municipios: 21 son amenazados por huracanes, 48 por sequía, 33 por inundaciones y 9 por el aumento del nivel del mar. Sin embargo, el Gobierno del comandante Daniel Ortega ha asumido acuerdos internacionales para la restauración de 2.8 millones de hectáreas cercanas a cuencas hidrográficas, mejorar la resiliencia de los ecosistemas, trabajar en la sostenibilidad de los medios de vida rurales, así como la transformación de formas de producción agrícolas y ganaderas en sistemas agroforestales y silvopastoriles.

Para mitigar el impacto de estos eventos se requieren sistemas eficaces de alerta temprana así como la implementación de estrategias locales para la reducción del riesgo. En ese sentido, el gobierno a través del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER) y el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres trabaja en el fortalecimiento de las capacidades de las comunidades así como la adquisición de equipos tecnológicos para el monitoreo de los eventos; INETER cuenta con un sistema automatizado que recopila datos de las Red Meteorológica Nacional y almacena datos de precipitación, temperatura, velocidad del viento, humedad; algunos de estos registros datan del año 1965. Este sistema permite hacer pronóstico del tiempo, alerta de fenómenos peligrosos, así como informes sobre la distribución espacial de la lluvia, monitoreo de precipitación, temperatura y de escenarios climáticos.

El PNLCP plantea lineamientos orientados al aseguramiento de ciudades inclusivas, seguras y resilientes, para lo cual ha dispuesto medidas orientadas a enfrentar la variabilidad y el cambio climático. Algunas de ellas son el impulso de planes de ordenamiento territorial resilientes en todos los municipios, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras, y detener la pérdida de biodiversidad, planes especiales en atención a la restauración de las áreas protegidas afectadas por los huracanes, fortalecer los sistemas de alerta temprana y redes de vigilancia sísmica, volcánica, meteorológica, hidrológica, hidrogeológica, mareográficas y de información geodésica.

Desde la UNAN-Managua se ejecutan diferentes acciones que aportan a este esfuerzo; ejercicios para proteger la vida en situaciones multiamenazas, programas ambientales como Verde que te quiero verde, ferias, congresos y concursos ambientales, propuestas innovadoras con enfoque ambiental, son algunas de esas acciones. El Centro para la Investigación de Recursos Acuáticos (CIRA) trabajó en en el diplomado internacional Cambio Climático y Construcción de Inventario de Gases de Efecto Invernadero; propuestas de conservación de suelo frente al cambio climático en el Corredor Seco de Nicaragua e investigaciones sobre resiliencia ante escenarios de cambio climático que afectan los sistemas de cosechas de agua.

El Instituto de Geología y Geofísica (IGG-CIGEO) cuenta con una estación meteorológica con la cual genera informes periódicos sobre la variación del clima en el Recinto Universitario Rubén Darío (RURD); también forma parte de redes que fortalecen las capacidades investigativas de los profesionales y de las comunidades en cuanto a la resiliencia ante los efectos del cambio climático. La Red de investigación Hidrogeológica para fortalecer la preparación y resiliencia ante eventos climáticos extremos de las poblaciones del Corredor Seco Centroamericano (HidroREDCA); Implementación de un Sistema de Monitoreo y Predicción de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el corredor seco centroamericano basado en análisis GIS e inteligencia artificial (IASAN); Proyecto Construyendo Resiliencia y Adaptación al Cambio Climático a través del empoderamiento de niñas y mujeres (RESchool/Es Res), son algunas de estas redes.

Los sistemas de alerta y predicción de eventos son una herramienta importante para salvaguardar la vida de los nicaragüenses; la participación de la academia es elemental ya que desde ella surgen propuestas, estudios e investigaciones que brindarán más herramientas a las comunidades para hacer frente a los nuevos retos que implican los fenómenos incluyendo los meteorológicos.  

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