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Agua y desastres: conviviendo con la naturaleza

Agua y Desastres: conviviendo con la naturaleza
Heyddy Calderón, PhD.

Un desastre es la alteración del funcionamiento de una comunidad o sociedad a cualquier escala debido a un evento peligroso causando impactos y pérdidas humanas, materiales, económicas y ambientales (UNISDIR, 2015). Los desastres sobrepasan las capacidades locales y se requiere de asistencia externa para para enfrentarlos (CRED, 2018). Pueden tener un origen natural o antrópico. Su ocurrencia implica la vulnerabilidad de una población: una gran tormenta en una zona inhabitada no es un desastre, mientras que una pequeña inundación en una zona populosa sí lo es. Otra acepción de desastre es la de riesgo mal gestionado. El riesgo de desastre puede definirse como la probabilidad de pérdidas de vidas, heridos, destrucción o daños. Es el producto de la interacción entre la amenaza y las características que hacen que las personas y lugares sean vulnerables y estén expuestas (UNISDIR, 2015). Los desastres pueden clasificarse de acuerdo al tipo de amenaza que los genera (CRED, 2018). Estas pueden ser geofísicas (erupciones volcánicas, terremotos), tecnológicas (ruptura de una represa o colapso de un puente), biológicas (pandemias), hidrológicas (inundaciones, movimientos en masa, acción de las olas), meteorológicas (tormentas, huracanes, temperaturas extremas) y climáticas (sequía e incendios forestales).

Fuente GFDRR/Banco Mundial
Fuente GFDRR/Banco Mundial.

En el periodo trascurrido entre 1998 y 2017, el 91% de los 7,255 desastres registrados a nivel global estuvieron relacionados con el agua y el clima (amenazas hidrometeorológicas y climáticas) y causaron el 76% de las pérdidas económicas. Las tormentas y huracanes fueron los eventos más costosos, causaron pérdidas por 1,330 billones de dólares. Nicaragua está entre los 10 países con mayores pérdidas económicas; en los últimos 20 años ascendieron al 3.6% del PIB. Según datos del Banco Mundial, entre 1980 y 2008 nuestro país fue el segundo de Latinoamérica más afectado por tormentas y huracanes.

Fuente GFDRR/Banco Mundial
Fuente GFDRR/Banco Mundial.

Las características fisiográficas de Centroamérica, su ubicación en la zona climática tropical y una estrecha franja de terreno entre dos masas oceánicas, la hacen propensa a ser impactada por eventos hidrometeorológicos extremos, originados en dos sistemas hidroclimáticos distintos: el Pacífico y el Caribe. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático predice para los próximos años un aumento en la frecuencia de eventos hidroclimáticos extremos en Centroamérica, tal como el Huracán Mitch, producto del cambio climático. Además, deben considerarse otras características como poblaciones ubicadas en zonas bajas propensas a inundaciones o en laderas susceptibles a deslizamientos causados por exceso de precipitaciones.

Adicionalmente al impacto directo producido por los eventos hidrometeorológicos y climáticos en la infraestructura y la seguridad de las personas, hay consecuencias posevento relacionadas con el agua. Inmediatamente después de una inundación o de un huracán, la calidad del agua para consumo humano puede verse afectada por el daño de los servicios de saneamiento por lo que debe asegurarse el suministro seguro. A mediano plazo, puede influir negativamente en la seguridad alimentaria por el daño a los cultivos locales.

Nicaragua es considerada líder en Centroamérica por su marco legal que permite un enfoque integral y multisectorial en la gestión de riesgo de desastres (Banco Mundial). Asimismo, el país ha suscrito instrumentos internacionales para la adaptación y mitigación al cambio climático (Protocolo de Kioto, COP21), la gestión integral de riesgo de desastres (Marco de Sendai), los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que incluyen el objetivo de Ciudades y Comunidades Sostenibles, el cual contempla la reducción de pérdidas humanas por desastres y la resiliencia de asentamientos humanos, así como la adaptación al cambio climático. Al mismo tiempo que se han adquirido estos compromisos internacionales, el país cuenta con un Plan Nacional de Desarrollo Humano y un Plan Nacional de Recursos Hídricos, cuyos ejes están directamente vinculados con los ODS y orientados al bienestar de la población.

El gran desafío para la comunidad científica es identificar medidas apropiadas y oportunas de adaptación en un medioambiente en continuo cambio. Para lo cual se requiere una mejor comprensión de los fenómenos hidrológicos y su vinculación con la biósfera y la sociedad, así como de una apropiada comunicación del conocimiento e información científica a la sociedad para la toma de decisiones.

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Este enlace estará disponible desde el 25 de noviembre hasta el 12 de diciembre

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