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Internacionalización de la Educación Superior: de lo teórico a la praxis institucional

Internacionalización de la Educación Superior: de lo teórico a la praxis institucional

Por Adolfo Díaz-Pérez y Francisco Llanes-Gutiérrez

La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua (UNAN-Managua) es una institución de educación superior acreditada a nivel nacional e internacional, que ha venido institucionalizando el componente de internacionalización en su quehacer. Por citar algunos ejemplos, El plan de desarrollo institucional 2020-2029 (2020) ubica el componente de internacionalización como un proceso estratégico de la Universidad, por otra parte, en los Estatutos de la UNAN-Managua con su reforma (2022), la Universidad declara la internacionalización como “un eje transversal y factor de calidad en la medida en que actúa e impacta en todas las funciones de la Universidad” (p.21), entre otros.

De manera que, han sido notorias las acciones que la Universidad ha emprendido a fin de posicionar el componente de internacionalización en la gestión universitaria. Sin embargo, pese a su creciente proceso de institucionalización, este término aún sigue siendo novedoso para algunos, desconocido para otros y un proyecto institucional en permanente construcción para otros.

No obstante, se ha preparado el presente artículo de reflexión, con la finalidad de hacerse oír entre colectivos de académicos que, de manera consciente e inconsciente, han trastocado este término en su práctica profesional, sea a través de prácticas docentes, investigativas o extensionistas. Por lo que, su debido análisis y reflexión nos conllevará a mirarnos hacia adentro –una mirada introspectiva- e identificar prácticas de internacionalización, o bien, identificar dentro de esas mismas prácticas, oportunidades para incorporar la dimensión internacional a nuestro quehacer académico cotidiano.

En ese sentido, hemos considerado oportuno socializar sobre las definiciones y las acciones prácticas de la internacionalización de la educación, y luego dirigir miradas hacia componentes estratégicos como lo es la Internacionalización del currículo (IdC) o Internacionalización en casa (IeC).

Primero, hablar de internacionalización de la educación implica remitirnos —en un primer momento—hacia perspectivas erróneas, tergiversadas y superficiales construidas previamente, puesto que se suele creer que se internacionaliza únicamente cuando pisamos la geografía de otro país para asistir o exponer en un evento, o bien, para cursar un estudio de maestría o doctorado. Estos prejuicios tradicionales, apresurados y muchas veces hegemónicos entre los académicos, dejan por fuera amplios componentes de lo que significa internacionalizar en educación.

Un académico de trayectoria en el área de la internacionalización, Hans de Wit, et ál. (2015, citado por Leask, 2021), define la internacionalización como “el proceso intencional de integrar una dimensión internacional, intercultural o global en el propósito, las funciones y la oferta de la educación superior, con el fin de mejorar la calidad de la educación y la investigación para todos los estudiantes y el personal académico, y hacer una contribución significativa a la sociedad” (p.23).

No obstante, ¿A qué nos conduce esto?, a nivel institucional, a integrar la internacionalización a la vida universitaria, es decir, en sus planes operativos, planes de desarrollo, normativas etc., de tal manera, que el componente internacional se visibilice en la gestión universitaria. A nivel curricular, nos lleva a pensar en cómo incorporar componentes de internacionalización en el currículo, en sus respectivos programas de estudios, ejes transversales, inclusive, en objetivos de nivel y de semestre, lo que luego se traduce en vivencias reales en el aula de clase. De manera que, la internacionalización se vuelve un componente más de la experiencia del quehacer institucional y del quehacer docente.

Por consiguiente, internacionalizamos no necesariamente cuando salimos de nuestro país, sino cuando asumimos una perspectiva internacional e intercultural de todo lo que hacemos en nuestra cotidianidad académica. La palabra internacionalización de la educación no solamente debe llevarnos a trascender fronteras geográficas, sino también, a trascender las prácticas cotidianas agregándole las perspectivas antes mencionadas.

Otro concepto clave es Internacionalización del currículo (IdC), el cual se refiere a la “incorporación de las dimensiones internacionales, interculturales y globales en el contenido del currículo, así como en los resultados del aprendizaje, los procesos de evaluación, los métodos de enseñanza y los servicios de apoyo de un programa de estudios” (Leask, 2015, p. 9). Podemos decir que nuestro currículo de carrera logra un perfil internacional cuando tomamos en cuenta los resultados de aprendizaje globales de la disciplina; cuando nuestros profesores integran contenidos desde enfoques o perspectivas internacionales o interculturales, los cuales son una oportunidad para reconocer otras realidades regionales o mundiales; cuando nuestros estudiantes entran en contacto con estudiantes o profesores extranjeros; entre otras formas.

También, en la literatura encontramos otro término relevante, internacionalización en casa (IeC), el cual se ha popularizado a raíz de la crisis sanitaria mundial de la COVID-19. Este se refiera a “(…) la integración intencional de las dimensiones internacionales e interculturales en el currículo formal e informal para todos los estudiantes y dentro de los ambientes locales de aprendizaje» (Beelen y Jones, 2015, p.76).

En ese sentido, la IeC pone énfasis en que es posible tener una experiencia de internacionalización sin necesidad de ir más allá de nuestra propia geografía, y propiamente en el contexto de pandemia, la virtualidad ha facilitado el aprovechamiento de programas de IeC, lo que permitido que el personal académico sea más sensible hacia procesos relacionados con internacionalización de la educación.

De ahí que, eventos académicos organizados en modalidad virtual (webinar, conferencias, talleres, cursos o congresos internacionales), se vuelven una oportunidad de formación continua que aportan significativamente a la experiencia internacional de los académicos. Son ejemplos de programas de IeC el Programa de Intercambio Académico Latinoamericano (PILA) que permite que los estudiantes locales puedar cursar asignaturas en más de 250 universidades de América Latina y el Caribe, o los programas de aprendizaje colaborativo en línea que facilitan la organización de grupos de estudiantes de diferentes países para resolver una problemática desde distintas perspectivas.

Ambos conceptos (IdC e IeC) hacen referencia a la necesidad de integrar de manera intencionada y articulada los aspectos internacionales e interculturales en el currículo, no sólo en las actividades ordenadas, planificados, ejecutadas y evaluadas, sino también en aquellas de actividades y experiencias organizadas por la universidad que no se evalúan, pero que complementan los aprendizajes de todos los estudiantes. La diferencia hasta ahora señalada entre IdC e IeC es que esta última opera bajo el supuesto de que no todos los estudiantes tendrán oportunidades de movilidad y que, si bien la movilidad puede traer beneficios adicionales para unos pocos móviles, esto no debería ser a expensas de la internacionalización para todos (Beelen y Jones, 2015).

Lo anterior, implica repensar la IdC como un conjunto de estrategias organizacionales y programáticas que deben ser integradas con un enfoque transversal, holístico y sistemático en el complejo sistema organizacional y académico de una institución de educación superior, para generar impactos positivos en la cultura institucional y sus entornos formativo, científico y de vinculación social.

Por otra parte, es oportuno destacar que la IdC –visto el currículo como un eje integrador de toda la gestión curricular- también conduce a prácticas investigativas con un enfoque internacional (internacionalización de la investigación), esto implica participar en proyectos de investigación con pares internacionales o financiamiento internacional, a invitar a investigadores extranjeros pertenecientes a nuestra área del conocimiento (presencial o virtualmente), exponer resultados de investigaciones en eventos internacionales, publicar artículos científicos en revistas internacionales o con pares internacionales, a realizar estancias de investigación en el extranjero, y también, a participar en cotutela de tesis con investigadores extranjeros.

Por estas mismas razones, la IdC también nos lleva a realizar trabajo de vinculación social (extensión) con un componente internacional, y sucede cuando formamos parte de proyectos de desarrollo comunitario financiados con fondos de extranjeros, actividades extracurriculares que vinculan a estudiantes locales y extranjeros, o bien, la realización de eventos culturales internacionales (Feria Internacional del Libro, Muestra Internacional de Cine, semanas culturales sobre diferentes países) como una forma de vehicular la dimensión internacional hacia objetivos sociales.

Como se podrá ver, hasta estos momentos, no se ha hecho mucho énfasis en contenidos de movilidad presencial, intercambio académico, formación y estancias, porque precisamente, algunas prácticas de internacionalización pueden ocurrir sin trascender fronteras, únicamente requiere asumir la gestión universitaria y la experiencia docente desde miradas internacionales e interculturales. Por lo que movilidad, redes, convenio e intercambio académico, será parte de posteriores reflexiones.

A manera de síntesis, consideramos que es oportuno hacer mención de algunas razones por las que pensamos que se debe fomentar la IdC en la Universidad:

Mejora la experiencia de aprendizaje y preparación de los estudiantes para vivir, actuar o trabajar en un mundo globalmente interconectado.

  • Favorece el intercambio de conocimientos, experiencias y saberes entre estudiantes, profesores y gestores de los procesos académicos y administrativos.
  • Favorece los procesos de innovación educativa.
  • Mejora la proyección y visibilización de la oferta académica y de investigación a nivel nacional e internacional.

Habiendo abordado estos tópicos claves que nos ayudan a comprender los caminos de la internacionalización de la educación superior, nos permitimos plantear distintas interrogantes para finalizar: ¿Cómo está presente la dimensión internacional en nuestro quehacer docente, investigativo y extensionista? ¿Qué limita la incorporación de la dimensión internacional en nuestro quehacer docente, investigativo y extensionista? ¿Cuál es la aportación de la dimensión internacional a nuestro perfil docente, investigativo y extensionista?; evidentemente, nuestros académicos encontrarán en la internacionalización una oportunidad para enriquecer su desempeño profesional en esta institución de educación superior.

Bibliografía

Beelen, J. y Jones, E. (2015). Redefining internationalization at home. En: The European Higher Education Area, pp. 59-72. Springer.

De Wit, H., Hunter, F., Egron-Polak, E. y Howard, L. (Eds.). (2015). Internationalisation of higher education. A study for the European Parliament. Parlamento Europeo.

Gacel-Ávila, J. (2017). Estrategias de internacionalización de la educación superior: implementación, evaluación y rankings. UNESCO-IESALC: Venezuela.

Leask, B. (2021). Reimaginar las mejores prácticas en la internacionalización del currículo. En Leask, B; Torres-Hernández, A; Bustos-Aguirre, M.; de Wit, H. (2021). Reimaginar la internacionalización del currículo. Mejores prácticas y posibilidades prometedoras. Universidad de Guadalajara.

UNAN-Managua. (2020). Plan estratégico institucional 2020-2029.

UNAN-Managua. (2018). Estatutos de la UNAN-Managua con su reforma.

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