Wilmara Guevara: futura profesional de las Ciencias Naturales que forja su camino con una práctica pedagógica en favor de la educación

Wilmara Cristhabell Guevara Gómez, de 30 años, estudia el cuarto año de la Licenciatura en Educación con mención en Ciencias Sociales en el Centro Universitario Regional de Chontales (UNAN-Managua/CUR-Chontales); también es protagonista de la docencia en educación primaria en la Escuela Gregorio Aguilar Barea de Juigalpa, cuenta con una Licenciatura en Derecho y se desempeña como maestra en la escuela Regina Mundi de esta ciudad.

Wilmara se esmera en atender a niños de primer grado en la escuela donde imparte clases desde el año 2020, resaltando que los trata con mucho cariño y ternura porque siente que cada uno de ellos es como una hija o hijo, mencionando que tiene una niña con autismo, y con base a esta experiencia ha desarrollado un especial sentido de entrega y acompañamiento a sus estudiantes.

A pesar de que ya contaba con una licenciatura, afirma que siempre tuvo el sueño de ser docente; en 2017 decidió matricularse en la Escuela Normal Gregorio Aguilar Barea, graduándose como maestra de educación primaria, lo que le facilitó iniciar su camino de enseñanza. «Comencé mi experiencia laboral como maestra y me siento muy feliz trabajando con los niños, y saber que estoy ayudando a formarles para su futuro», mencionó orgullosa.

Con esa meta fortalecer sus estrategias pedagógicas, decidió estudiar la Licenciatura en Educación con mención en las Ciencias Naturales en el CUR-Chontales, matriculándose en 2022 y cursar actualmente el cuarto año.

Agregó que esa entrega y amor por la docencia es lo que la impulsa a ser una de las mejores estudiantes de su carrera, tanto que el año 2024 fue la mejor estudiante del tercer año. «Ese es un mérito que me hace sentir orgullosa y aprecio mucho que mis maestras me dediquen su tiempo y me enseñen a ser cada día mejor», afirmó.

Agregó que ella también se entrega para contribuir a la enseñanza de los niños. «Se debe dedicar tiempo especial para cada niño, porque cada uno es diferente y a mí me gusta atenderlos de manera individual. Algunos ya no son estudiantes míos, pero cuando me encuentran en la calle me saludan y dicen a sus padres: ella fue mi profesora y la quiero mucho. Es bonito ver que uno ha sembrado algo muy bueno en ellos», destacó.