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Voluntariado universitario, entrega y compromiso para contribuir a la conservación de la tortuga marina

Voluntariado universitario y conservación de especies: Una estrategia educativa para la sostenibilidad

Cada año, las costas del Pacífico y del Atlántico nicaragüense son escenario de un fenómeno natural: la llegada de tortugas marinas que buscan desovar. Sin embargo, a nivel mundial este repositorio de vida está en riesgo. La pérdida de hábitat, el saqueo de nidos y la pesca incidental han provocado una disminución sostenida en el número de ejemplares que arriban a las playas. En respuesta a este acontecimiento global el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional desarrolla una estrategia integral de protección de la biodiversidad, dentro de la cual se inserta el Plan Interinstitucional de Protección y Conservación de la Tortuga Marina.

Este plan es una muestra clara del compromiso del Estado nicaragüense con la sostenibilidad ambiental y la educación con enfoque ecológico, al vincular instituciones públicas, comunidades costeras, organizaciones civiles, organismos ambientales y universidades.

En este contexto, el Centro Universitario Regional de Carazo General Miguel Ángel Ortez de la UNAN-Managua se ha sumado a esta iniciativa con un compromiso creciente que ya lleva tres años consecutivos. Esta participación trasciende al ámbito académico convencional, pues involucra directamente a estudiantes, docentes y personal administrativo en actividades de voluntariado ambiental, formación técnica, educación comunitaria y sensibilización ecológica. En particular, el trabajo del CUR-Carazo en el Refugio de Vida Silvestre Río Escalante Chacocente ha sido una muestra ejemplar de articulación entre la extensión universitaria y la conservación activa de la biodiversidad, donde el saber académico se pone al servicio de la vida.

La participación institucional ha sido diseñada con un enfoque sistemático y transformador. A través del Voluntariado Ambiental del CUR-Carazo, la universidad promueve una experiencia formativa integral; antes de cada temporada de arribadas, los universitarios reciben una capacitación especializada, proporcionada por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARENA) en Carazo, que incluye conocimientos sobre el manejo de huevos, el uso de viveros, la vigilancia nocturna de las playas y el registro de datos biológicos. Esta formación garantiza una intervención efectiva y responsable, al tiempo que fortalece el sentido de pertenencia y el compromiso social del estudiantado.

Las actividades prácticas desarrolladas en el refugio incluyen el monitoreo de tortugas en arribada, el traslado de huevos a viveros protegidos, el resguardo de nidos, la liberación de neonatos y la patrulla costera en horarios nocturnos.

Más allá del aprendizaje técnico, esta vivencia representa una oportunidad de desarrollo humano. Los estudiantes, al enfrentarse con las condiciones naturales del refugio y la realidad ecológica del país, descubren nuevas dimensiones del compromiso profesional y ético. Lo que en un inicio puede percibirse como una tarea de conservación biológica, pronto se convierte en una experiencia transformadora, donde el contacto directo con las tortugas marinas y sus ciclos de vida genera conciencia, empatía y responsabilidad.

Desde las aulas, el CUR-Carazo impulsa campañas informativas, conferencias, jornadas de reflexión ambiental y estrategias de divulgación en redes sociales. Uno de los logros más significativos ha sido la articulación de la campaña «No al consumo de huevo de tortuga», iniciativa que busca cambiar hábitos profundamente arraigados en ciertas comunidades costeras. Esta campaña, liderada por estudiantes universitarios, ha logrado generar un cambio de narrativa en torno al respeto por la vida silvestre, mostrando que la educación ambiental no solo es posible, sino también, eficaz, cuando se promueve desde el diálogo, la participación y el ejemplo.

Las actividades de extensión universitaria no se limitan a la presencia en el refugio, sino que se complementan con procesos de comunicación directa con los pobladores, talleres de sensibilización, encuentros comunitarios y apoyo en las labores de vigilancia. La presencia activa de los jóvenes genera un efecto multiplicador: inspira confianza, rompe barreras generacionales y promueve nuevas formas de relacionarse con la naturaleza.

El CUR-Carazo ha consolidado su participación en las reuniones del Comité Interinstitucional de Protección y Conservación de la Tortuga Marina, espacio en el que se definen estrategias, se comparten experiencias y se integran los esfuerzos de las diferentes entidades involucradas. La presencia de docentes extensionistas y dirigentes estudiantiles en estas instancias ha permitido fortalecer la voz de la universidad en las políticas locales de conservación, así como promover una visión más técnica y científica de las acciones de protección.

La Universidad ha demostrado que la voluntad institucional, acompañada de una estrategia educativa clara, puede superar cualquier obstáculo. Esta iniciativa además responde de forma directa al enfoque de educación integral que promueve la Estrategia Nacional de Educación «Bendiciones y Victorias 2024-2026», donde el componente ambiental se considera parte esencial de la formación ciudadana, específicamente en el Eje 6.  Ambiente y Naturaleza, donde se promueve una educación comprometida con el respeto, la protección y la regeneración del entorno, objetivos que se concretan en cada jornada vivida por los voluntarios del CUR-Carazo en Chacocente.

Este tipo de iniciativas demuestra que la educación superior no debe limitarse a la transmisión de conocimientos técnicos, sino de formar profesionales capaces de intervenir en su realidad, de liderar procesos de cambio, y de defender activamente los derechos de la naturaleza.
La participación universitaria en el Plan de Conservación y Protección de la Tortuga Marina ha contribuido a la protección de una especie emblemática, fortaleciendo la formación integral del estudiantado, ha dinamizado el vínculo con las comunidades y ha elevado la responsabilidad ambiental como un valor central de la vida estudiantil.

La revolución también se construye cuidando la vida, una nación que defiende su biodiversidad desde el conocimiento, la solidaridad y la responsabilidad compartida.