
Proyecto La Mascota: educación integral con sentido Revolucionario desde la UNAN-Managua

El bienestar de la niñez nicaragüense ha sido una prioridad para el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional; se ha logrado avances significativos en la restitución de derechos y el acceso a una educación gratuita, pública y de calidad. En este contexto, surge el Proyecto Social «La Mascota: Inglés para los Mimados de la Revolución», como una iniciativa que combina el compromiso social, la vocación pedagógica y los Valores Revolucionarios.
Esta propuesta nace del trabajo articulado entre el Centro Universitario Regional de Carazo General Miguel Ángel Ortez de la UNAN-Managua, el Centro de Desarrollo Infantil (CDI) Rubén Darío del municipio de Jinotepe, y la dirigencia estudiantil de UNEN Carazo. Gracias a esta coordinación, un grupo conformado por seis estudiantes voluntarios de distintas carreras, quienes cuentan con dominio del idioma inglés como segunda lengua han asumido el reto de implementar un modelo de enseñanza innovador y creativo para los infantes del CDI.
El proyecto, que inició su etapa de planificación en febrero de 2025, está fundamentado en metodologías didácticas como el aprendizaje lúdico y participativo, aprendizaje basado en juego. Con el respaldo de docentes del CUR-Carazo y la Unidad de Extensión Universitaria y Vinculación Social, los estudiantes voluntarios han transformado el aula en un laboratorio de sueños, donde cada clase es una experiencia vivencial llena de música, cuentos, colores, actividades deportivas y ambientales. Estas dinámicas permiten el aprendizaje del idioma, a la vez que fomentan la participación activa, el compañerismo y la creatividad de las niñas y niños.
El nombre del proyecto, «La Mascota», rinde homenaje a uno de los héroes de la Revolución Popular Sandinista, Manuel de Jesús Rivera, conocido por integrarse desde muy temprana edad a la defensa de la soberanía nacional y la libertad por una Nicaragua libre y justa. Así, el proyecto no solo transmite conocimientos lingüísticos, también valores patrióticos y Revolucionarios que fortalecen la identidad de los más pequeños.
Cada martes y jueves por la tarde, los niños del CDI esperan con entusiasmo la llegada de los jóvenes voluntarios, con quienes han forjado vínculos de cariño y confianza. Para los estudiantes, este espacio representa más que una labor académica: es una forma de retribuir al pueblo nicaragüense los beneficios recibidos gracias a la política de restitución de derechos educativos. En palabras de Adriana Ruiz, estudiante de segundo año de la carrera de Inglés, dirigente estudiantil y coordinadora del proyecto, «ver cómo los niños se integran al aprendizaje del idioma de forma divertida, sin notar el paso del tiempo, y cómo expresan su alegría al finalizar cada clase, es la mayor recompensa».
A pesar de los desafíos, el compromiso y la pasión de estos jóvenes han superado las limitantes a lo largo de las clases, ellos mismos elaboran sus materiales didácticos, lo cual aporta un valor agregado a cada clase y fortalece la conexión con los 35 niños y niñas participantes. Este esfuerzo refleja un profundo sentido ético y revolucionario: devolver a la comunidad lo aprendido, apostando por una niñez empoderada, alegre y con mayores oportunidades.
A mediano plazo, los impulsores del proyecto aspiran expandir esta experiencia a otros Centros de Desarrollo Infantil del municipio, en concordancia con la Estrategia Nacional de Educación en todas sus Modalidades «Bendiciones y Victorias» 2024–2026, particularmente en el eje uno Educación para la Vida y eje cinco Historia e Identidad Nacional. De esta forma, el proyecto se convierte en un referente de cómo la educación puede ser transformadora cuando se imparte con amor, compromiso y un fuerte sentido de pertenencia nacional y revolucionaria.
Con pasos firmes y corazones comprometidos, el proyecto social «La Mascota» deja una huella imborrable en la educación infantil nicaragüense. Enseñar inglés a través del juego, la alegría y los valores Revolucionarios es abrir puertas al mundo sin dejar de lado nuestras raíces. Esta iniciativa marca un precedente inspirador de cómo las aulas pueden convertirse en espacios de esperanza, identidad y sueños compartidos.

