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Samuel D. Madrigal Fornos.
Dr. En Ciencia Política y Diplomacia por la Universidad de Paris X Nanterre (1985)
Dr. en Ciencia Políticas Universidad Complutense de Madrid (1995)
Exalumno de Maurice Duverger.

Según un equipo de especialistas en temas electorales miembros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Evo Morales habría ganado las elecciones de octubre de 2019 en Bolivia, rechazando de esta manera la información que presentó la OEA, para respaldar el supuesto fraude que permitió legitimar el golpe contra Morales.

Queda claro con este estudio, publicado por el Washington Post, que el informe de la OEA, organismo internacional, concebido para fomentar la paz y evitar conflictos contrarios al orden internacional, jugó un papel nefasto en esta “Situación” porque la hizo evolucionar al “Conflicto”, según los términos del Derecho Internacional Público.

La OEA, en este caso, como en otros, no consiguió alcanzar los objetivos para los cuales ha sido creada, esta realidad me llevó a reflexionar sobre el mal papel que desempeñan en este momento los organismos internacionales, relacionando este tema con otro similar provocado por la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea en Nicaragua en 2011. El triste papel que realizó la Misión de Observación, me llevó a redactar en aquel momento el artículo que propongo como lectura.

La Unión Europea y las elecciones en Nicaragua.

Una lectura al Informe Final Sobre las Elecciones Generales en la República de Nicaragua y al PARLACEN efectuado por la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea en el año 2011, revela inesperadamente, un escaso rigor de síntesis y un increíble desconocimiento científico del sujeto a analizar, lo que permite preguntarse, en primer lugar, si los miembros que la componían tenían “alguna” formación relacionada con el asunto que venían a observar y afirmar después de la lectura: que no tenían la capacidad, la calidad, ni la formación académica para involucrarse en ese tipo de informe.

La aclaración, en la portada del documento, por la que las autoridades de la Unión Europea “no garantizan la exactitud de los datos incluidos en el Informe Final de la Misión de Observación Electoral”, deja clara la poca relevancia prestada por las autoridades de las instituciones europeas al contenido del documento evaluador, y la ridícula posición de algunos políticos nicaragüenses, que sobrevaloran un documento que no llegó a ser publicado en la fecha programada, por cuestiones estrictamente personales de uno de los componentes de la Comisión.

El rigor científico del documento redactado por la Misión pudo, en cierta medida, aportarle el valor necesario y superar los inconvenientes generados por la falta de consideración de las autoridades de la Unión Europea, pero el contenido y su forma de redacción justificó esa medida aclaratoria y la desconfianza hacia lo que podían concebir, percibir y redactar sus enviados a Nicaragua. Quizás estaban conscientes de la inconsistencia profesional de sus componentes en el tema a evaluar.

Las deficiencias

El documento carece de análisis histórico comparativo, de rigidez científica y conocimiento teórico. La forma de presentarlo está reñida con el Método Cartesiano (Introducción, A, B, C, y conclusión), revelándose claramente en la lectura los cambios de redacción de los diferentes equipos que lo diseñaron.

El documento comienza con una recapitulación de seis páginas, para continuar con una introducción, que solo tiene de introductorio la brevedad del contenido, dentro de la recapitulación se emiten conclusiones, sin clasificación ni presentación de los elementos que nos llevan a la comprobación de los argumentos. Es, por consiguiente, incomodo analizar un Informe que recapitula antes de introducir, termina con una serie de tablas estadísticas sin llenar el requisito de una conclusión, sobre un documento que cuenta con cincuenta y una páginas.

Sobre la falta de solidez política histórica y sociológica.

La falta de conocimientos para analizar una situación, sumado a una manera inadecuada que permita realizarla, impide que se consiga el objeto de la Misión, que consistía en valorar un proceso electoral, en un país que encendió el hemisferio con un conflicto bélico, unos años atrás (1980), en una lucha por cambiar la estructura de dominación, que compartida históricamente con el resto de países centroamericanos. Se trataba pues (2011) de situar el debate político antes y durante el proceso electoral, en el contexto de un país, que no solo ha sufrido injerencias, en varias ocasiones ha sido ocupado por los Estados Unidos, quienes seguían influyendo en la política doméstica nicaragüense, a través de una clase en contienda electoral, con representantes de un sector de la sociedad que consiguieron los escaños parlamentarios, después de ser ignorados desde 1821, por medio de la Revolución de 1979.

El sustento de la crítica.

Los incisos de este subtítulo están ligados a afirmaciones y comentarios que componen el documento de la Misión Observadora, faltos del soporte científico:

A). No se puede afirmar científicamente que la ley electoral nicaragüense fomenta el bipartidismo, todo lo contrario, según Maurice Duverger (Les Partís Politiques, 1958) fomenta el multipartidismo y si evocamos a Giovanni Sartori (Ingeniera Constitucional Comparada, 1994), hasta “Una fragmentación excesiva de los Partidos”.


B) La pérdida de la personería jurídica de los partidos por bajo coeficiente electoral está reglamentada con cuotas antojadizas, países como Turquía tenían un “umbral” de 10% entre 1983 y 1991, el caso extremo sería Grecia con un nivel de 25 % en 1958. Si tenemos en cuenta que Francia posee un “umbral” de 5% y España un 4%, Nicaragua con un 4 % no es sujeto a crítica por esa razón.


C). El “balotage” o alianzas entre partidos, es común en los sistemas electorales con Mayorías Relativas, y no en un Proporcional con repartición de residuos como es el caso de Nicaragua.
D). Una de las condiciones fundamentales para que una organización política constituya un partido es que posea una representación a nivel nacional (directivas en todos los municipios del país), por tanto, es lógico que se desautorice a un partido que no llene ese requisito, caso M.R.S. El postulado de Jean Charlot, (Les Partis Politiques, 1971) sobre la definición de partido es el siguiente: organización durable, organización local bien establecida a nivel nacional, voluntad de ejercer el poder, tener una ideología, líderes permanentes, y buscar apoyo popular por medio de elecciones o de otra manera.

Resulta lamentable que los componentes de la Misión de Observación no hayan diseñado una distinción clasificatoria, entre los fallos de procedimientos y en el proceso electoral, fundamental en estos casos, pues no es lo mismo manipulación electoral, que fallos de organización o de procedimientos. Es debido a esta falta de rigidez científica de sus informes, que la Unión Europea tiene que “lamentar que las recomendaciones formuladas por las misiones de 2001 y 2006 no se hayan traducido en reformas”. La ausencia de observadores europeos en las elecciones de noviembre no creó una frustración en Bruselas y Estrasburgo, ni representaron una referencia importante para Nicaragua. El sustento de la crítica quedó lejos de ser agotado.

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