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Temporada de huracanes 2023 en su recta final

Temporada de huracanes 2023 en su recta final

La temporada de los huracanes en el Caribe comienza el primero de junio y dura hasta el treinta de noviembre; se estima que más del 80% de estos ocurren entre agosto y septiembre con un riesgo mayor en México y el Caribe occidental al inicio y al final de la temporada. En Nicaragua, el período de mayor actividad se ha podido apreciar entre los meses de septiembre y noviembre; se pueden mencionar el Joana, en octubre de 1988; el Mitch, en octubre de 1998; Félix, en septiembre del 2007; Iota y Eta, en noviembre del 2020 y, el más reciente, huracán Julia en octubre 2022. En el cierre de temporada analizamos a estos fenómenos y cómo ha sido su impacto en la región y en nuestro país.   

Un ciclón tropical es el nombre genérico con el que se conoce a un sistema de baja presión formado sobre aguas tropicales con actividad de tormentas eléctricas cerca del centro de sus vientos cerrados y ciclónicos. Este fenómeno puede cambiar desde perturbación tropical, depresión tropical, tormenta tropical hasta huracán. Si el ciclón tropical ocurre en los océanos Atlántico o Pacífico Oriental y llega a su fase de más intensidad se le denomina huracán; si ocurre en el norte del Pacífico Occidental se le conoce con el nombre de tifón, según el Laboratorio Oceanográfico y Meteorológico del Atlántico de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Un ciclón tropical se transforma en un huracán o en un tifón cuando los vientos máximos sostenidos del fenómeno alcanzan las 74 millas por hora, es decir los 119 kilómetros por hora o los 64 nudos. Los huracanes se clasifican según la intensidad de los vientos sostenidos generados por la tormenta conforme la escala de Saffir-Simpson, que es el método de categorización más común. Para ser considerado huracán en ambientes tropicales sus vientos deben superar los 119 km/h; es de categoría 1 con vientos que alcanzan los 153km/h y llega a categoría 5 cuando supera los 249km/h y su nivel de daño es catastrófico.

¿Cómo y dónde se forman los huracanes?

Los huracanes no son del todo malos; son generados en las latitudes de 8 a 15 grados al norte y sur del Ecuador como resultado de una liberación normal de calor y humedad en la superficie de los océanos tropicales. Ayudan a mantener el calor atmosférico y el balance de humedad entre las áreas tropicales y no tropicales. Si no existieran, los océanos ecuatoriales acumularían continuamente el calor.

Todas las depresiones tropicales que se convierten en huracanes se originan bajo condiciones meteorológicas similares y exhiben el mismo ciclo de vida. Este fenómeno inicia cuando el aire húmedo calentado se eleva desde la superficie de los mares tropicales calientes, a manera de corriente ascendente natural. Para que se forme se requieren tres condiciones básicas: humedad, calor y circulación de los vientos hacia un mismo centro; bajan su intensidad cuando la tormenta llega a aguas no tropicales y se interna en tierra firme. El mecanismo más común de formación de huracanes en el Atlántico es la onda tropical, que inicia como una perturbación atmosférica que crea un área de relativa baja presión; suele originarse en África Oriental a partir de mediados de julio. Si encuentra las condiciones adecuadas para mantenerse o desarrollarse, esta zona de baja presión empieza a moverse de Este a Oeste con la ayuda de los vientos alisios.

Es necesario que la superficie del agua esté por encima de los 27ºC y que haya una capa espesa de agua caliente en el océano. También propician esta formación vientos con un giro horizontal para que la tormenta se concentre y vientos que mantengan su fuerza y velocidad constante a medida que suben desde la superficie del océano. En los meses de verano la temperatura del mar en el Caribe y el Atlántico llegan hasta 29 grados; es debido a esto que la temporada más calurosa propicia la formación de huracanes en diferentes lugares y meses del año. 

¿Dónde impactan más?

Las ondas tropicales son más frecuentes en el hemisferio norte, por eso el Atlántico Sur no presenta estos fenómenos; además se considera que las variaciones y la dirección del viento inhibe la formación de huracanes. Los daños son causados por el impacto directo del viento o por el material que acarrea el aire. El viento perjudica principalmente los sembradíos agrícolas, los bosques y las estructuras fijas; los edificios altos se pueden sacudir o colapsar. Las lluvias que acompañan a los huracanes son variables e impredecibles. Su impacto depende de la topografía, la humedad y la velocidad de avance del huracán; pueden provocar daños estructurales, inundaciones, deslizamientos e incremento en la marea.

Según el laboratorio de la NOAA, son varios los países que han sido impactados desde 1970 por ciclones tropicales con fuerza de huracán. El país que más fenómenos de este tipo ha enfrentado es Estados Unidos (268), seguido por China (230), Filipinas (176), México (134), Japón (133), Cuba (79), Australia (66). Se estima que entre 1960 y 1988 los huracanes causaron más de 20,000 muertes, afectaron a 6 millones de personas y destruyeron propiedades por un valor más de US$9, 500 millones en islas del Caribe y parte de Centroamérica.

En Nicaragua la región que ha sido más afectada por los últimos huracanes es la Costa Caribe, debido a su localización litoral. De acuerdo con el registro de la Dirección de Meteorología del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER), entre 1892 y el 2002 ocurrieron en nuestro país 22 huracanes, 2 depresiones y 19 tormentas tropicales; para este periodo los meses con más fenómenos fueron septiembre con 13, octubre con 11, junio con 5, noviembre, julio y mayo con 4 y agosto con 2.

Los años más recientes han presentado variaciones tanto en los meses como en la categoría de huracanes que afectaron Nicaragua. Entre el 20 de agosto y el 18 de noviembre del año 2020 siete huracanes arribaron a nuestro país; las zonas con más daños fueron Chinandega, Jinotega, Nueva Segovia, Madriz y las Regiones Autónomas Norte y Sur. Eta e Iota fueron los más devastadores, principalmente en la Costa Caribe Norte de Nicaragua. Este año fue muy activo, ya que acontecieron 30 tormentas y 13 de ellas se convirtieron en huracanes. En agosto del 2021, el huracán Terry afectó Río San Juan y Rivas; en el 2022 los huracanes fueron Bonnie con impacto en Rivas y el Atlántico Sur; Julia impactó León, Chinandega, Chontales, Managua y el Atlántico Sur. A finales de agosto el huracán Idalia mantuvo en alerta a la RACCN. 

Para el año 2023 los expertos habían predicho una temporada «normal», probablemente influenciada por El Niño, un fenómeno que suprime la actividad de huracanes en el Atlántico. Según la NOAA en 2023 se esperaban entre 14 y 21 tormentas, de las cuales al menos 6 se convertirían en huracanes y 5 podrían alcanzar categoría 3. En la región se contabilizaron este año 17 tormentas tropicales en el Atlántico, las más impactantes fueron: Bret y Cindy en junio; huracán Don en julio; tormenta Emily en agosto; huracanes Franklin, Lee, Idalia, Margot y Nigel entre agosto y septiembre; tormentas Gert, Harold, José, Katia, Rina, Sean y Ofelia entre septiembre y octubre.

Para el año 2024, se espera el evento llamado El Niño Fuerte, basado en un calentamiento inusual del Océano Pacífico, lo que provocaría lluvia y tormentas más intensas en el hemisferio norte. Para Nicaragua, se prevé que en el mes de abril se alcancen temperaturas superiores a los 39 grados, pese a que históricamente ha sido el mes más cálido, con una temperatura entre 33 y 38 grados. Un caso particular es el mes de julio que ha presentado aumentos considerables en su temperatura en los últimos cinco años, de forma que el mes de julio de este año fue el más cálido en 143 años, con un aumento de 0.23 grados. 

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió un cierre de año 2023 con temperaturas inesperadas cuyo impacto se extenderá hasta el 2024 con mayores precipitaciones, humedad y calores extremos en muchas partes del mundo y muy probablemente una temporada de huracanes y más tormentas con probabilidades de convertirse en huracán; sumado a esto se esperan muchos frentes fríos en el hemisferio norte.

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