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“La universidad es por definición universal y en ella caben todas las tendencias y modos de ser. Es por eso humanista por excelencia y si combinamos el concepto que da su vocablo con el de libertad, tendremos una suma preciosa, ya que la libertad que busca la universidad es la del espíritu”. Doctor Mariano Fiallos Gil, Padre de la Autonomía Universitaria en Nicaragua.

En nombre del Consejo Nacional de Universidades (CNU), del Consejo Universitario de la UNAN Managua, y de la Comunidad Universitaria  nicaragüense, les doy la más cordial bienvenida a la Sesión Ordinaria número CXIV del Consejo Superior Universitario Centroamericano y Caribeño (CSUCA).

Nuestro agradecimiento a los honorables miembros del CSUCA por haber aceptado nuestro ofrecimiento de realizar esta sesión acá en Nicaragua, de igual manera agradecemos al Dr, Roger Armando Arias, Rector de la Universidad de El Salvador por habernos cedido el espacio y permitirnos el honor de ser los anfitriones de la puesta en posesión de su cargo como presidente del CSUCA para el período 2019 – 2020.

De igual manera agradecemos al Rector Clement Sankant por la conducción del CSUCA durante el año 2018 – 2019 y, por depositar la confianza en la UNAN-Managua para acompañarle en la implementación de la carrera de Medicina en su universidad y, desde luego, en su país Belice, acción que ha asumido nuestra Facultad de Ciencias Médicas con mucha satisfacción porque son momentos de intercambio y aprendizaje mutuo.

Esta acción que hemos emprendido en conjunto con la Universidad de Belice es un ejemplo de integración académica entre las universidades miembros del CSUCA, lo cual se debe continuar estimulando, porque las Universidades viven momentos de cambios, motivados por la dinámica del contexto social, económico, político, científico…

En consecuencia, las universidades centroamericanas estamos llamadas a fortalecer los espacios académicos de integración, poniendo a disposición nuestras fortalezas para la vinculación entre nuestras máximas casas de estudio y entre la sociedad, en cada uno de nuestros países, lo que a su vez requiere el diálogo con los gobiernos, con los sectores productivos, con las comunidades, con los gremios y sectores organizados, a fin de lograr una articulación efectiva en los proceso de producción y generación de conocimiento que contribuyen al desarrollo humano sostenible.

Estoy segura que todos somos conscientes que la universidad existe para aportar al desarrollo endógeno nuestros países, pues, la autonomía nos facilita la conexión con la sociedad en general, de ahí la importancia de repensar nuestro rol como instituciones formadoras y generadores de conocimiento, es decir de ciencia y tecnología a través de la investigación y la innovación.

En este contexto cada vez más convulsionado las universidades tenemos que contribuir a la paz, impulsando el diálogo en todos nuestros espacios, fomentando la comunicación asertiva a través de la escucha activa y emitiendo juicios sobre la base de los resultados de las indagaciones e investigaciones que realicemos sobre los sucesos que generan los conflictos.

En este sentido quiero compartirles que el Consejo Nacional de Universidades aprobó el programa Universidad para la Paz, cuyo objetivo es: Promover la cultura de paz y reconciliación en la comunidad universitaria por medio del conocimiento, la práctica de valores y actitudes de respeto, solidaridad y amor a la vida, como base fundamental para la paz, el desarrollo y la felicidad de cada nicaragüense.  

Esto a su vez implica:

  • Crear de manera permanente espacios de formación integral en valores, desde la concepción de la educación para el bienestar común.
  • Socializar las buenas prácticas y habilidades para la vida, desde la construcción colectiva y la educación en valores.
  • Contribuir al desarrollo educativo, social, económico y sostenible del país, desde un enfoque de derechos humanos y de la promoción de la cultura de paz.

Quizás para muchas universidades de la región, este tema les es familiar, no obstante, considero que la mirada al interior de cada una de nuestras universidades y leyendo el contexto, en el que observamos, por un lado, avances de la ciencia y tecnología y, por otro: guerra comercial, crimen organizado, migración, discriminación, pobreza,…en ambos casos nos plantean desafíos cada vez mayores, lo cual nos invita de manera permanente a asumir nuevos retos: por ejemplo, llevar al aula de clase el análisis de estos grandes avances pero también de los grandes problemas, lo cual es coherente con el rol de formadores, facilitando a los estudiante el conocimiento a través de toda la información a la que ellos tienen acceso a través de la redes o bases de datos. El acto educativo dinámico facilitará la comprensión de los fenómenos tanto positivos como negativos de una manera crítica.

Nuestro compromiso debe ser contribuir al desarrollo al conciencia crítica, a la educación en valores sociales, como el altruistas, la solidaridad, la cooperación,…, por ello es imprescindible abordar en el aula de clase, además los aspectos señalados, temas como el amor, el afecto, la sexualidad, la ética, la paz, el perdón, la felicidad, la armonía…pero no desde la repetición de conceptos sino desde la construcción… desde la vivencia,  para lograr la formación integral. De igual manera, es necesario reflexionar con los jóvenes sobre las implicaciones de los falsos valores de la sociedad del consumo que se fomentan a través de las redes sociales como son la fama, belleza, poder y riqueza.

Con respecto a la educación inclusiva para la diversidad, no solamente debemos pensar en eliminar las barreras arquitectónicas, sino que también los docentes debemos prepararnos para un acto educativo inclusivo…somos diversos…así también debemos fortalecer la interculturalidad, la igual de género…y que según, algunos académicos tenemos que pasar de hablar de género en singular a interiorizar que la tendencia es reconocer más de un género.

Soy conscientes que en todas nuestras universidades estamos repensando nuestro quehacer, pero lo más importante es que nos reencontremos las universidades sobre la base de la confianza para establecer alianzas estratégicas y de calidad que aporten al logro de la agenda 2030 y a los ODS …hagamos realidad la esencia del CSUCA, que es un modelo de integración académica en la región. Confiemos en nuestras capacidades…fortalezcamos la autonomía universitaria para ser y hacer lo que nos corresponde en función de nuestros pueblos

Finalizo reiterándoles la bienvenida a la 114 sesión ordinaria del CSUCA, e invitándoles a disfrutar esta corta estancia en Nicaragua…este país de lagos y volcanes, de historia y tradiciones, pero sobre todo con una gente que les da la bienvenida y les dice Nicaragua quiere paz…Centroamérica necesita paz…las universidades tenemos grandes oportunidades de contribuir…aprovechemos para dejar huellas de cambios centrados en la solidaridad, el respeto mutuo, la confianza y la convivencia pacífica.

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